domingo, 28 de enero de 2018

RESEÑA NOVELAS CAMRNOVELAS




Desde hace ya algún tiempo, me apetecía hacer una reseña de un escritor al que conocí por casualidad, ya hace algunos años. Cuando digo conocí no me refiero a su físico, voz, nombre o lugar en el que vive. Durante todos estos años he seguido su camino desde la distancia, siendo solo un nombre en twitter o facebook, sin interactuar  pero pendiente de los cambios que sus libros iban realizando. 

Quizás no escriba como un Cervantes, Neruda, Borges o Ken Follett, no porque no pueda hacerlo, sino simplemente porque su objetivo nunca ha sido ese, pero tiene la capacidad de que unas simples novelas de amor lleguen  a ese círculo de mujeres al que él pretende acercarse.

Sus novelas llevan consigo erotismo, seducción, aventuras, emoción y sobre todo amor. En cada una de ellas, la mujer siempre es la protagonista, no importa cuántos hombres estupendos y fantásticos aparezcan en ella, la mujer es lo que en cada relato, él trata de dejar presente.

En sus libros se ve claro sus objetivos, hacernos entender que nosotras somos más que madres, esposas, enfermeras o hijas. En ellas nos quiere llevar a que soñemos con todo lo que siempre nos han dicho que no debíamos soñar, a creer en nosotras y a confiar en nuestra fuerza. A que seamos más seguras y que nuestra autoestima no esté por los suelos, todo ello envuelto en historias con detalles autobiográficos del mismo autor.

No sé si esto servirá de algo, si serán capaces de leer esta opinión hasta el final, pero si lo han hecho, les recomiendo que lo lean. Sus novelas son amenas, fáciles de leer y comprender, donde podrán elegir con que protagonista se sienten más cercano,  ya que todos los personajes son distintos y todos tienen algo que siempre hemos querido tener.

Y por si les parece interesante y quieren saber más, siempre lo encontrarán dispuesto a hablar de ellas o de lo que quieran en twitter, en facebook o en su blog. Más abajo les dejo sus direcciones. Espero que disfruten de ellas como lo hice yo









sábado, 20 de enero de 2018

LA ESPERA




He quedado a las cinco con mi amiga Elena, en la puerta de esa cafetería vieja que tanto me gusta. La conozco demasiado para saber que no llegara a esa hora, así que me acompaño de un libro y  la espero dentro, en la mesa que está al lado de la ventana. 
Tiene unas cortinas de flores, de las que encontrábamos en casa de nuestras abuelas cuando éramos niñas. El lugar no tiene mucha luz, lo hace más acogedor y romántico. Siempre he querido traer a algún enamorado a ese rincón apartado, pero están escasos y antes caduca el café.
Llega el camarero, el mismo que me ha atendido en otras ocasiones. Ha preguntando por el libro que estoy leyendo y eso que aun no lo he sacado del bolso. Me siento como esas solteronas a la que solo le preguntan por sus gatos.
Después de las respuestas educadas se va a por el café. Me dejo llevar por el lugar. Las lámparas son arañas con tulipas en forma de flor. La madera de las mesas es oscura por el paso de los años y las sillas  cojean un poco al sentarse por el desgaste de los tacos.  En la esquina un Señor con cara de pocos amigos. Hemos cruzado la mirada y mi sonrisa lo ha espantado, a saber que vio. Mas allá hay una pareja, pero el lugar no ha hecho mella en ellos porque parece que discuten. Llega el café y me relajo. Abro el bolso y saco el libro. Debería haber escogido uno que su titulo fuera “el colmo de la paciencia”. 
Después de casi una hora llega triunfante ella, toda glamurosa, entrando igual que una actriz por la alfombra roja. Mi cara ya es un poema, así que automáticamente se prepara y me lanza atropelladamente por su tardanza, mil excusas todas conocidas. A todo esto tiene que causarme pena que su color de labios y su vestido no combinen, yo que voy en vaquero, playeras y una chaqueta que ha visto tiempo mejores, por no decir  de mi pelo, es tan rebelde que a veces prefiero pasar de él y no peinarme.
Se sienta, me mira a los ojos y como si fuera lo más normal del mundo me dice que tiene que irse, que ha quedado con un chico. Cuando el color de mi cara comienza a cambiar a rojo le suelto que porque no me llamo en vez de tenerme una hora esperando. Tengo que oír que no entiende cual es el objeto de mi enfado, que gracias a ella he salido de casa y dejado mi vida de solterona. Si el camarero no llega en ese momento creo que sus labios habrían encontrado el color exacto de su vestido.
Pido la cuenta. La pareja ha dejado de discutir para observarnos, el Señor de cara de pocos amigos, ahora me mira espantado no sé si porque piensa que voy a explotar o  por los comentarios estúpidos de mi acompañante. Ella va detrás de mí cuando salgo de la cafetería, no pienso despedirme. Me llama y trato de ignorarla. ¿A dónde vas? Levanto la ceja de incomprensión total y suelta: necesito que me lleves donde he quedado, el coche no me funciona.
No sé si me volví loca o que, solo le dije que era imposible, había venido acompañada de mis libros y no podía dejarlos colgados. Gire y me fui con viento fresco.








domingo, 14 de enero de 2018

HISTORIA SIN NOMBRE




No sé lo que fuimos. Nunca le puse nombre. Quizás sombras perdidas de la vida  buscando la esperanza de nuestros cuerpos, donde el otoño deshojado dió paso al invierno de nuestra historia