Mi fuerza inequívoca, mi dolor escondido
el pozo de mis lagrimas se ha
secado.
En qué momento cambió el rumbo de
mi destino.
En que instante los atajos fueron
el camino de mi vida.
Cuando dejé de creer en mí y fui
presa de gente sin escrúpulos
Calles sin salidas donde golpeo los
muros, hasta sangrar mi silencio.
Allí en aquellas cuatro esquinas, donde se cruzaron nuestras miradas.
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