Las hojas caídas marcaron el fin del
verano. El árbol vuelve a quedarse desnudo. Ya pasó el tiempo de ese atuendo. Pronto
se olvidarán de quien tanto calor y sombra les dio. Otro ropaje nuevo ocupará
su lugar.
Así es el otoño, dejar marchar lo pasajero y renovar el vestuario de nuevos proyectos, sentimientos y quizá de esos amores de verano que se fundieron con los rayos de sol.
A veces es bueno cambiar el ropaje cuando el que tienes no cubre lo suficiente aunque resulte duro dejarlo atrás. Siempre quedará la ilusión de lo que está por venir. Muchas gracias Dolores.
Así es el otoño, dejar marchar lo pasajero y renovar el vestuario de nuevos proyectos, sentimientos y quizá de esos amores de verano que se fundieron con los rayos de sol.
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