Alguien le dijo un día que no tenía
problemas, que llegaba a resultar sosa, sin vida. Como es habitual en ella, le
dio la razón: tenía un plato de comida en la mesa, una cama donde dormir y su
trabajo le permitía vivir sin lujos pero con dignidad. Puede que sea aburrida.
O tímida. O discreta. Puede que en ocasiones resulte antipática, pero todo
tiene una razón, un por qué. Para ser así como es y tener lo que tiene, esa
vida que algunos tildan de maravillosa y que para ella solo es material, ha
tenido que pelear algunas guerras, perder algunas batallas y pasar por un infierno
particular. Aprendió que no se debía esperar nada de nadie y se limitó a vivir
sin quejarse de la vida, a poner una sonrisa ante la tristeza y tomarse con humor
las caídas.
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