Atrezos de vida se acumulan a los largo
del camino. Las ruinas arqueológicas de nuestros sentimientos se recogen en
minúsculas cajas de recuerdos. Somos cuadros abstractos de un museo imposible
de alcanzar y difícil de entender.
Anudas la bufanda al cuello. Cierras los
broches de tu abrigo pero no te llega el calor que buscas. Ese frío que sientes
en tu interior te hace temblar y caminas como sombra del sol. Te abrazas para
saber que sigues vivas
Se tocaba el nudo de la corbata
constantemente. Movía el cuello como si el botón de la camisa le aprisionara.
Cuando llega a casa se despoja del traje
pero no de los tic que ha ido adquiriendo con los años por llevar el
traje que no le correspondía.
El café cayó de sus manos. Ni siquiera
sintió las quemaduras. El instante convirtió en frío polar su cuerpo. Cogió su
bolso y salió de la cafetería. Al acercarse cruzaron sus miradas y él palideció:
una chica le agarraba la cintura. Lo saludó como a cualquier conocido, solo que
ellos dormían en la misma cama.
Hoy dejo que camines sola, que aplaques
tu dolor entre letras perdidas. Aparco el miedo a gritar y permito que cuentes
mi silencio. No quiero esconder más mis sueños olvidados ni callarme lo que siento. Hoy escribiré entre palabras sin sentidos el sentido de mi vida.