El café cayó de sus manos. Ni siquiera
sintió las quemaduras. El instante convirtió en frío polar su cuerpo. Cogió su
bolso y salió de la cafetería. Al acercarse cruzaron sus miradas y él palideció:
una chica le agarraba la cintura. Lo saludó como a cualquier conocido, solo que
ellos dormían en la misma cama.
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