Las floristas rodean las
puertas vendiendo a aquellos que siguen recordando. Hoy hay más gente que de
costumbre. Llega el coche y los hombres se agrupan alrededor para ayudar.
Pesas, pero ni lo notan. El dolor les pesa más. Son tus amigos y hermanos, todos
quieren llevarte. Hay lágrimas contenidas en ellos. Yo te espero en la puerta,
quiero ir a tu lado hasta el final, como te prometí. Solo falta que alargues la
mano y me cojas la mía como hacías cuando paseábamos, ¿te acuerdas? Sé
que estás a mi lado, siento tu brazo en mis hombros, sosteniendo mi pena.
Llegamos ante esa hilera cubierta de losas. Un hueco abierto, el tuyo. Retraso
el paso. Aún no quiero que te vayas. Se aglomeran a tu alrededor y a mí me
falta el aire, me faltas tú. Te introducen dentro y no puedo dejar de llorar.
Todo es silencio. Algunos lloran, otros se giran y se alejan. Yo sigo allí,
frente a ti, despidiéndome y pidiéndote que me lleves contigo, que no me dejes
sola. Me lo habías prometido. Me engañaste. Ya no pasearemos juntos, no cruzaremos
nuestras miradas, ni podré besar tus labios. Ya no habrá enfados ni
reconciliaciones, ni palabras susurradas a medianoche. Mi cama estará fría,
nadie me buscará bajo las sabanas. ¿Por qué lo hiciste? Creía que me querías,
que eras feliz. Me engañé y no lo vi. Te vas sin ser tu momento y me abandonas,
lo siento. No, no te perdono.
Muy hermoso, pero triste. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchísimas gracias Laura. Eres un cielo. Besos ��
ResponderEliminarEnhorabuena. Expresas muy bien los sentimientos.
ResponderEliminar¡Muchísimas gracias Lola!. Un abrazo
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