martes, 28 de febrero de 2017

ALARMA DOLOROSA




Tras esas puertas está nuestro futuro. Estás nervioso pero finges una sonrisa por mí. Después de tanto tiempo conozco cada uno de tus gestos. Me hago la tonta  cuando dices que estás bien, yo tampoco lo estoy pero intento darte la paz que hoy eres incapaz de sentir. Anoche no dormiste, casi no te movía para no despertarme pero oí tus lágrimas. Quería consolarte, pero te conozco demasiado bien para hacerlo, te enfadarías contigo mismo sintiéndote mal si supieras que lo sé. Te dejé llorar. Estás tan asustado, amor, que el simple sonido  del teléfono te hace saltar de la silla. Están a punto de llamarnos para entrar. Ahora si me agarro a tu mano, la aprieto fuertemente y noto como suspiras en mi pelo acariciándolo con un beso. Estoy contigo, siempre estoy, incluso cuando no has querido que lo esté. Juntos afrontaremos nuestros caminos. Se ha sentado frente a nosotros. Su expresión no dice nada, no sabemos que pensar. Te mueves en la silla inquieto pero no me has soltado la mano. Cuando estás a punto de explotar, ella levanta la vista. Ha estado leyendo el expediente, lo mínimo que debía haber hecho es leerlo antes de entrar, sobre todo con aquellos que creen van a morir y no dejarles sufrir  la espera de la sentencia. Nos mira y con voz insensible nos dice, falsa alarma. Sentimos como cae el peso de la carga, no voy a morir. Nos dirigimos a la salida sin darle las gracias. En la puerta me giro y no puedo evitar decirle, para el próximo paciente revise las instalaciones para que no salten las alarmas.








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