sábado, 3 de junio de 2017

SOMBRAS EN LA NOCHE




Aquella noche llegué tarde. Quería verte y me acerqué a tu casa. Vi como salías de ella y decidí seguirte. Me habías dicho que estarías trabajando hasta tarde. Seguí tus pasos y ellos me alejaron de ti. Vi como tocabas en aquella puerta roja. Ella salió y besó tus labios, los mismos que el día antes había besado yo. Sonreíste. Entraste agarrado a su mano. Durante horas esperé sentada en aquel frío banco de piedra. Imaginé mil formas de decirte lo miserable que habías sido y ninguna aliviaba el dolor que desgarraba mis entrañas. La noche se volvió negra, las nubes cubrieron la luna llena. Volví a verte de nuevo, te despedías de ella. Caminaste hacia la plaza sin percatarte de esa sombra sentada en la noche. Levante mi cuerpo inerte. Te miré con dolor y desprecio. No hubo palabras; no hacía falta. Comprendiste el final sin que mi voz se alzara. El titular de la mañana solo decía: “mujer muere esta madrugada por parada cardiaca en el banco de la Plaza…” 








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