Las calles estaban silenciosas, el
tintineo de los aros de su collar sonaban entre aceras de adoquines. A cada
paso, ese sonido llevaba a sus labios una sonrisa. Estaba triste, pero esas
calles antiguas llenas de recuerdos y secretos, la entendieron. La soledad de
las fachadas se alinearon con ella y la arroparon.
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