El camión paró ante el peaje. Su carga
le impedía ir deprisa. No levantó la cabeza mientras buscaba el dinero para
pagar pero sus manos se tensaron al oir aquella voz del pasado. Ella lo
reconoció pero la vergüenza le impidió hablar. Cuando terminó arrancó sin
mirarla. Estuvo enamorado de ella hace diez años pero le rechazó porque no
quería ser la mujer de un camionero, ella tenía otras aspiraciones, era una
niña rica. Hoy solo es la cajera del peaje y el tiene su propia compañía de
camiones.
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