Soñaba con esa ventana desde hacía años
pero nunca se atrevió a entrar. Miraba a
escondidas tras los cristales. Alguien
le abrió la puerta y ella cedió a la tentación.
Se colocó en un rincón para no ser vista. Su mundo especial, ese que siempre soñó, dejó caer los velos de
la realidad. Descubrió que todos tenían
los pies de barro. Nada era como se veía
desde fuera de la ventana.
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