El fin de semana se vuelve asfixiante.
Esta soledad aplastante trae muchos recuerdos a mi mente. Aquellos días en los
que siempre estábamos solas mientras los demás se divertían. Me sentaba a tus
pies y acariciabas mi pelo. Casi no hablábamos pero nos hacíamos compañía. La
vida se ha vuelto más cansada, no hay nadie que toque mi cabello. Echo de menos
el remanso de paz en tus rodillas y la compresión sin palabras de nuestras
vidas. El tiempo aplaca la ausencia y el dolor de las partidas. Nunca olvidé abuela
lo que me hacían sentir, tus caricias en mi pelo.
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